THQNordic sorprende nuevamente

THQNordic sorprende nuevamente

En el año 2009 Curt Schilling, un muy carismático ex-beisbolista profesional estadounidense, anunciaba la creación de su estudio de videojuegos 38 Studios. El estudio se encontraba trabajando en un RPG de fantasía. Para desarrollar el juego, y otro proyecto de sobrenombre Copernicus ,colaboraría con Big Huge Games, un equipo famoso por su gran juego Rise of Nations. Este último fue propiedad del publicador THQ, el cual frente a problemas financieros decidió desprenderse del mismo en 2009. Finalmente en 2010 se presentaría en el San Diego Comic-Con el Kingdoms of Alamur: Reckoning y el publicador elegido por 38 Studios sería Electronic Arts.

 

El turbulento origen del juego pasó desapercibido y fue olvidado frente a los increíbles talentos que colaboraban en la producción del juego. Nombres como Ken Rolston, diseñador de los juegos The Elders Scrolls, Robert Anthony Salvatore, famoso por su saga de libros de fantasía Forgotten Realms, e incluso el mismísimo Todd McFarlane, creador de Spawn, se sumaban al proyecto. Sin embargo, desde la oscuridad los rumores seguían circulando en torno a una creciente disputa legal por la propiedad de la IP (Intelectual Property o Propiedad Intelectual) entre el Estado de Rhode Island, los estudios y el publicador involucrado.

 

El juego se lanzó el 7 de febrero de 2012 y logró hacerse con un sólido grupo de jugadores y fanáticos. No obstante, muchos notaron algunas ausencias de sistemas, enemigos e incluso espacios de juego prometidos, y en ocasiones exhibidos, durante el desarrollo. Era algo normal, los juegos cambian durante ese difícil proceso. Pero en mayo del mismo año salió a la luz un juicio del Estado de Rhode Island contra Curt Shilling por préstamo impago que fue usado para financiar 38 Studios. Si bien el caso legal no impactó las ventas del juego, sí tuvo impacto sobre las ganancias del publicador, Electronic Arts.

Como el Estado de Rhode Island ganó la demanda se hizo propietario total de los derechos de la IP, como así también de los estudios Big Huge Games y 38 Studios, los cuales declararon la bancarrota y despidieron a todos sus empleados. Esta situación legal complicada llevó al publicador a abandonar el juego y todo su soporte. Sin embargo, la maldición del juego no terminaría allí. En diciembre de 2012, THQ declararía la banca rota y todas sus licencias e IP’s serían vendidas o subastadas. Nordic Games se encargó de ir comprando paulatinamente algunas de las licencias e IP’s perdidas, e incluso compró el nombre de THQ en 2013, para volver a llamarse THQNordic. Como publicador ha sabido resucitar varias IP’s que se creían perdidas en el limbo legal, como TimeSplitters; revigorizar IP’s devaluadas, invirtiendo en una futura secuela de Homefront: The Revolution; dando cierre a sagas inconclusas, anunciando el Darksiders 3; y ahora adquiriendo una las IP’s que se consideraba imposible: Kingdoms of Amalur.

 

 

Aún queda por ver qué destino le depara al juego, al proyecto Copernicus y a la franquicia, pero por lo pronto se auguran buenas cosas en las manos de THQNordic.

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